Cátedra Ernesto Che Guevara - Universidad Nacional de La Plata.
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BIBLIOTECA POPULAR HÉCTOR GERMÁN OESTERHELD
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Contenido:
30/08/97. Clase inaugural. Guillermo Cieza, Martín Obregón, Gabriel Fernández, Orlando Díaz
30/08/97. Antecedentes históricos. Jorge Pérez, Manuel Gaggero, Miguel Mazzeo, Alexis Latendorf
6/09/97. Revolución Cubana. Alexis Latendorf, María del Carmen Ariet
13/09/97. Teoría y lucha contra el imperialismo. Luis Bilbao, Claudia Korol
20/09/97. Teoría y lucha contra el imperialismo. Manuel Gaggero, Gabriel Fernández, Jorge Cardelli, Luis Brunatti
27/09/97. El pensamiento político del Che. Eduardo Gurrucharri, Luis Mattini
4/10/97. El pensamiento filosófico del Che. Horacio González, Rubén Dri
11/10/97. Humanismo y ética revolucionaria. Diana Kordon
18/10/97. Revolución y democracia. Félix Cantero, Víctor Mariani, Pablo Bonavena, Envar El Kadri
25/10/97. El pensamiento económico del Che. Gabriel Fernández, Alberto Plá
1/11/97. La influencia del Che y la Revolución Cubana en América Latina. Ricardo Napurí, Manuel Gaggero, Envar El Kadri
8/11/97. La influencia del Che en la Argentina. Daniel De Santis, Graciela Daleo
15/11/97. El legado del Che en la actualidad. Guillermo Cieza, Vicente Zito Lema, José López Mercao
Anexos
16/11/97. Encuentro de Movimientos Sociales "Ernesto Che Guevara". Documento, Plenario de conclusiones "Aportes a la unificación y autonomía de los movimientos sociales", Panel de cierre, Organizaciones que participaron
7/03/98. Encuentro Nacional de Cátedras Ernesto Che Guevara. Balance 1997, Conclusiones, Acto de cierre
Cátedra Ernesto Che Guevara - Universidad Nacional de La Plata.
Sábado 18 de octubre de 1997. 18 hs. Aula 1 del ex Jóckey Club
REVOLUCIÓN Y DEMOCRACIA.
Félix Cantero, Víctor Mariani, Pablo Bonavena, Envar El Kadri.
Nota: a continuación figura solamente la exposición de Envar "Cacho" El Kadri
Martín Obregón:
Buenas tardes. Vamos a dar inicio a la clase de hoy de la Cátedra Ernesto Che Guevara. La clase de hoy es "Revolución y democracia". Hoy no puede estar con nosotros Guillermo Cieza, que es nuestro coordinador. Él se encuentra en estos momentos en Córdoba, está participando de un encuentro sobre cooperativas, y en su reemplazo va a estar hoy Félix Cantero. Félix Cantero es docente de la Cátedra Ernesto Che Guevara en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, también es columnista del periódico de las Madres de Plaza de Mayo, y es un reconocido militante en la lucha por los derechos humanos. También va a haber un cambio en el programa de hoy: no va a poder venir Santiago Wallace, y en su reemplazo va a estar Envar El Kadri, que también es docente de la Cátedra Ernesto Che Guevara de la UBA y es un conocido militante del campo popular.
F. Cantero:
Después de la palabra de Pablo, a quien reconocemos el aporte importante que nos acaba de hacer a la Cátedra, vamos a entrar en la última exposición desde acá. Y tenemos ahora la oportunidad de presentar a un hombre de actividad multifacética, no solamente vinculado al cine con algunas obras importantes, pero, sobre todo, Cacho seguramente se reconoce, sobre todo, como un militante del campo popular en las peores y en las mejores oportunidades, y hoy tal vez sea un auténtico representante de la generación de los años 60 y 70, y tal vez por una particular relación nos puede hablar de la experiencia de ese momento y de la vida y el pensamiento del comandante Che Guevara. Cacho El Kadri.
Envar El Kadri:
- Buenas tardes.
- Esta Cátedra no es la misma que tiene la iglesia católica, que permite escuchar la interpretación de la Biblia y las sagradas escrituras. Es una Cátedra abierta en la que se expresan distintos pensamientos según el modelo de vida y los estudios que cada uno de nosotros ha sentido, ha sufrido en la vida.
Por eso yo quizás desentone en esta Cátedra trayendo siempre la voz de una experiencia basada en la vida de Ernesto Guevara, no como un militante programado desde su juventud, leyendo los manuales clásicos del marxismoleninismo, sino influenciado por el Martín Fierro, que sabía de memoria, aunque no supiera en qué año Trotsky se había enfrentado a Lenin o tantas otras discusiones en que una cierta izquierda se enfrasca, se enrolla finalmente para partirse en pedacitos, dejando que ese gran río que es la vida haga que los pueblos protagonicen movimientos revolucionarios en los cuales, la mayoría de las veces, esas izquierdas ilustradas o lo miran pasar desde un balcón o pontifican después por qué ese movimiento popular estaba condenado al fracaso.
-Así que Ernesto Guevara, estudiante de medicina de la Universidad de
Buenos Aires, viajero y penitente, ese primer viaje de cuatro mil kilómetros
que realiza en 1950, en 1952, por las provincias argentinas, lo lleva a tomar
contacto con esa forma de sabiduría que es el contacto directo con el pueblo,
que no se aprende, lamentablemente, en las aulas universitarias.
Y qué otro tipo de contacto podía tener el joven Ernesto Guevara andando en su motocicleta sino con un pueblo que vivía la epopeya del peronismo, que había protagonizado esa asamblea popular del 17 de octubre de 1945, qué otra cosa podía saber en las mateadas con los marineros en los barcos en que él siendo enfermero se embarcó, siendo estudiante de medicina se embarcó como enfermero, sino de la necesidad de romper los lazos dependientes con el colonialismo inglés que nos dominaba hasta entonces, justificando la creación de la flota mercante del estado para transportar nuestros productos.
Y él mismo lo dice, para los curiosos que quieran leer sus libros sin anteojeras, un hombre es lo que hace, también lo que escribe.
Y Ernesto Guevara, en aquel libro que escribe sobre su primer viaje por América Latina, ya no éste que acabo de referir sino el que lo va a llevar hacia el sur, San Martín de los Andes, y después subir por el lado del Pacífico hasta Perú y luego la selva amazónica, el encuentro en el leprosario, la salida hacia Caracas y después Miami y el regreso a Buenos Aires, decía qué otra cosa iba a encontrar que puro pueblo, ese pueblo que le daba albergue, que le daba el calor de la fraternidad y que, por ejemplo, en dos oportunidades, en ese diario de viaje que recomiendo vivamente, sobre todo a los más jóvenes, su lectura, que quizás nos incite también a recorrer esta América profunda, cuenta que en dos oportunidades se encontró con gente que lo recibió con los brazos abiertos a él y a Granado por venir de la tierra del Perón, dice él mismo, donde tanto progreso y maravillas se estaba realizando. Y páginas más adelante cuenta que un indio que no hablaba castellano en Perú le hace pedir, por intermedio de su nieto, un ejemplar de la Constitución del 49 donde estaban consagrados los derechos de la ancianidad.
Y en la Guatemala, a la que va a llegar en los años 54, donde tampoco este dilema de revolución y democracia no estaba planteado,
……….. ……….por que qué es la REVOLUCIÓN.
- ¿El asalto al poder? - ¿La toma del poder? -¿Cuándo se perfecciona la revolución? -
Y hoy que no tenemos un movimiento revolucionario, los que nos comprometemos con las luchas populares, los que estamos al lado de los que sufren injusticias,
- ¿somos revolucionarios o no somos revolucionarios?-
- ¿El ser revolucionario depende de la toma de un arma o de un estado de conciencia? …………y antes de un estado de conciencia,
- ¿no depende de una práctica concreta, de un entrometerse, de un correr la suerte del agredido, de un sentir como propia cualquier injusticia, como quería Ernesto?
- Entonces, en medio de toda esa discusión teórica, el joven Ernesto, con su diploma de médico, está en Guatemala. Y en Guatemala hay un gobierno revolucionario……
……….Porque, también, las revoluciones,
-¿cómo se miden? - ¿Quién tiene la vara mágica para decir cuándo se es más o menos revolucionario? Hay que comparar el antes y el después, o el ahora. Hay que comparar lo que se vivía en la Argentina de la década infame para saber qué hizo el peronismo, con todos sus defectos, en 1946.
Hay que saber lo que vivía Guatemala para saber, en 1944, cuando se produce la revolución de los jóvenes oficiales que van a consagrar a Arévalo presidente, cuál era la situación de los autóctonos, de los naturales. Ustedes saben que Guatemala es uno de los países más pequeños de América.
Sin embargo, era el país más explotado por la United Fruit Company, era el país donde la inmensa mayoría de la gente que es autóctona, por no decir indios, que me parece una palabra hiriente, los naturales, los dueños de ese maravilloso país de Guatemala, eran considerados esclavos, no tenían ningún derecho.
Entonces, cuando Arévalo dicta el código de trabajo, cuando simplemente establece la jornada de 42, 44 horas semanales para impedir, también, la explotación de los niños, de los indios, y obliga a las empresas a pagar en dinero, eso era revolucionario.
Reconocer al gobierno de la Unión Soviética también era revolucionario en una América Latina donde sólo se podía hacer lo que decía Estados Unidos.
El gobierno que le sucedió de Jacobo Arbenz también era revolucionario, porque proseguía con esas medidas y las profundizaba, expropiando las tierras de la United Fruit. Y entonces Ernesto Guevara tomado en ese debate entre los grandes lectores de los libros y los manuales de los que, como decía John William Cooke, creen que las revoluciones sólo se pueden hacer con escuadras y tiralíneas, tomó partido por la Revolución Guatemalteca, aunque se le negara ese título de revolución porque era un gobierno democrático elegido libremente por el pueblo. Y digo esto porque muchas veces aun en viejos militantes se sorprende, uno cree que como Arbenz era coronel entonces había llegado al poder por un golpe de estado, por una revolución.
No, estaba aquí en Buenos Aires cuando fue electo presidente en Guatemala. Y ahí viene esa gran lección que da la vida práctica, el bombardeo el 14, el 15, el 16 de junio de 1954 al palacio presidencial de Guatemala, la invasión de Castillo Armas, ese movimiento que comienza a tambalear en el debate dar armas al pueblo o no dárselas.
Y Guevara está presente en esas lecciones prácticas que te da la vida con la cotidianeidad del dolor, de la opresión, de la explotación. Y él pide armas para luchar, quiere luchar, quiere pelear, hasta que finalmente el cónsul argentino Sánchez Toranzo le dice: _ pero si ya Arbenz renunció, ¿usted va a ser más papista que el Papa?. Ya está todo perdido, no se puede luchar. Vuélvase a la Argentina, está por llegar un avión que manda Perón, dos aviones, tres aviones, para sacar a los asilados de esta embajada y mandarlos de vuelta para Buenos Aires o enviarlos para Buenos Aires-
Y él dice: - No, yo voy a seguir - Y se va para México.
Y en México, ya con esos cubanos con los que había estado compartiendo la picardía o la picaresca de la sobrevida en el exilio, vendiendo un Cristo negro de Esquipulas, al cual le habían agregado una bombita para hacerlo aparecer como un velador, se encuentra de nuevo con ellos, y en una sola noche de conversación con Fidel Castro, que acababa de ser liberado por una amnistía de Batista y estaba en México,
decide incorporarse a la revolución.
¿A la revolución? A un movimiento armado. Quién podía creer en la cocina de esa casa que ese grupo de locos que se quedaban conversando hasta la madrugada iban a tomar el poder tres años después, cuatro años después, en Cuba.
-¿Qué es lo que los movía?
Les pido solamente que guarden de esta charla esta reflexión, ¿qué mueve a los hombres y a las mujeres? ¿Las doctrinas?
Bienvenidas sean, quizás a algunos les sirvan. Pero lo que mueve realmente a los hombres, a los pueblos, a la lucha es un sentimiento, es una convicción, es una fe en que es posible cambiar las cosas, en que se puede y se debe, como dice nuestra querida Teresita Parodi, se puede y se debe cambiar la situación. Y que hasta la más larga marcha comienza con el primer paso.
Ese paso que dieron Fidel, Raúl, en fin, todos los cubanos que estaban allí, y
este argentino que ya empezaba a ser bautizado como "Che" porque cada
dos palabras, cada cuatro palabras, metía "che" de aquí, "che" de allá.
Y éste es el hombre que entra a la historia, éste es el hombre que después va a profundizar sus conocimientos en economía, éste es el hombre que va a hacer la democracia real, o ya que hablamos del término revolución,
¿qué quiere decir, también, este término tan vapuleado de democracia, esta prostitución del significado de las palabras?
Los argentinos conocimos en 1955, y particularmente los peronistas, qué quería decir la democracia.
Democracia era el gobierno de la junta consultiva, de Aramburu, de Rojas, de los fusilamientos del 9 de junio y de los basurales de José León Suárez, del decreto 4161.
Ésa era la democracia que venía a traer la oligarquía, como decía un verso de aquella época. Y esa lección práctica de democracia real, ya que también se ha hablado de socialismo real, como si pudiera haber una cosa que existe y es, bueno, esa democracia directa que el Che construía todos los días en el ministerio de Industria, en el Banco, que lo llevaba a firmar "Che" los billetes, el símbolo más poderoso de un país, la moneda, donde los norteamericanos han puesto "en Dios creo" o algo así, él puso "Che", esa democracia directa de las asambleas populares, que han hecho referencia los compañeros que han estado en Cuba con Fidel o con... Esa democracia directa también la aprendió allí, haciéndola, como el apetito que viene comiendo, de la misma manera este músculo que es la democracia que si no se usa se atrofia también necesita que cada uno ponga su aporte para hacerlo realidad.
Y cuando tomó la decisión de venir a pelear, ¿cayó por azar en el foquismo, cayó por azar en privilegiar un método de lucha? ¿Podemos hacerle el agravio a este hombre que se quedaba de noche estudiando matemática, estudiando ciencias económicas, de creer que era tan tonto, tan estúpido, tan imbécil, para no darse cuenta que no se puede simplemente por voluntarismo transformar la realidad? De ninguna manera.
Este Ernesto sufrió solamente la desgracia de su derrota, nada más.
Pero todas las condiciones objetivas y subjetivas que lo movieron a emplear este método de lucha, y como bien decía el compañero, nunca despreció, no encontrarán ustedes ni un solo escrito de Ernesto Guevara donde privilegie la lucha armada como única guía, no, es parte de un proceso de aprendizaje de los pueblos, como lo fue en Guatemala, son los pueblos los que deciden el camino que van a tomar para construir su propio destino, no hay vanguardias iluminadas, no hay mesianismos, son pueblos enteros que se ponen en marcha para hacer una revolución.
Y las derrotas duelen porque nos afectan en nuestra libertad o en nuestra vida,
o nos hacen perder un brazo, un pie, un hígado, un riñón, nos duele mucho
la derrota. Pero de cuántas derrotas ha estado alimentándose este motor
de cambio de la humanidad, para hablar solamente de una, de Espartaco,
sublevándose con sus esclavos y después contra el Imperio Romano,
jalonando con sus cruces el vía crucis, que justamente se llamó así por esa razón.
Cuántas derrotas tendremos que sufrir aún nosotros para llegar a ese ideal de hombre nuevo que quería Ernesto Guevara.
No lo sabemos. Sólo sabemos que en los momentos en que el liberalismo o esta nueva forma de colonialismo que es la globalización, que pretende imponer un discurso único, el pensamiento de Ernesto Guevara es el espejo en el que todos debemos mirarnos, sin anteojeras, sin preconceptos, sabiendo que podemos descubrir, también, en cualidades tan hermosas como la ternura o el amor, que poco tienen que ver, aparentemente, con la lucha de clases o con el marxismo-leninismo, la fuente inspiradora de nuestro trabajo, de nuestro cotidiano.
Porque no es que las revoluciones se hacen instantáneamente como en una fórmula química, que uno mezcla dos o tres componentes y explota. No, son el trabajo paciente de generaciones y generaciones, de hombres y mujeres que deciden que es necesario luchar por construir un mundo más humano y solidario.
Yo quiero referirme, también, en esta disyuntiva de democracia y capitalismo, de lucha legal o clandestina, de democracia y socialismo, a dos experiencias que, por lo menos, marcan un cambio de la voluntad de lucha de los pueblos.
El caso de Guatemala, por ejemplo, donde después de haber luchado durante tantos años el Ejército Guerrillero del Pueblo, formando la Unión Nacional Revolucionaria Guatemalteca, ha llegado a un acuerdo de paz y se apresta a participar en las elecciones como un partido político, seguro de representar a una gran parte del pueblo guatemalteco. Y el caso más cercano a nosotros, el de los Tupamaros, que en Uruguay debatieron largamente después del año 85 este problema de la lucha legal y la lucha armada, y llegaron a esta misma conclusión: que las armas hay que usarlas cuando el pueblo quiere usarlas, que no hay vanguardias ni iluminados que puedan suplantar esa voluntad popular. Y entonces tuvieron la valentía, que también hay que tenerla, de sacudir los viejos corset de las ideologías, y fueron capaces de sumarse a su manera con el Movimiento Popular de Participación en la lucha política que hoy libra el pueblo oriental. Y hasta sacaron de su consigna artiguista, que antes era habrá patria para todos o no habrá patria para nadie, la segunda parte, y ahora solamente dicen habrá patria para todos. Esa frescura con que los movimientos guatemalteco o uruguayo han sabido dar un corte a la eterna lucha si legal o militar, o si ninguna clase se suicida, o si... Son los pueblos.
Nosotros tenemos que caminar, como el obispo Angelelli quería, con un oído puesto en el pueblo. No somos nosotros los que vamos a crear las condiciones ni los que vamos a predeterminar los caminos del pueblo, es el propio pueblo.
Y por eso nosotros, los que, como decía el compañero, en los años 70 ó 60 empuñamos las armas para luchar contra una dictadura, recogimos el fusil todavía caliente del comandante Ernesto Guevara, caído en Bolivia, no necesitamos de tanta teoría ni de tanta discusiones ni nada, simplemente sentimos que era nuestro deber, y sentimos que frente a la dictadura de Onganía y la clausura de todos los caminos de legalidad, el pueblo argentino no tenía otro camino que el de la lucha armada, o el de la lucha integral, como decíamos, por todos los medios. La CGT de los Argentinos, el Tucumán Arde, el Rosariazo, el Cordobazo, pocos meses después de nuestra caída en Taco Ralo, vinieron a demostrar que no éramos un grupo iluminado, que esa derrota era algo que germinaba, era una derrota preñada de esperanza, que van a terminar poco tiempo después con la caída de la dictadura.
Y quizás en este momento de recordación de don Ernesto Guevara también debamos hacer, para los más jóvenes, la mención de que por haber querido apresurar los tiempos del pueblo, por haber querido violentar esa marcha de los pueblos, que en una primera etapa apoyaron todos los movimientos guerrilleros, no sólo los peronistas sino también el Ejército Revolucionario del Pueblo, las Fuerzas Argentinas de Liberación, etc., pero lo apoyaron mientras luchaban contra una dictadura, y después quisieron construir políticamente algo que no pudo ser, no es el caso ahora de recordar todo lo que pasó, pero sí de recordar que no se pueden violentar los tiempos del pueblo.
Ernesto Guevara, en ese sentido, todavía nos sigue dando la lección de su coraje, la lección de su coherencia, y también, como les decía al principio, esa necesidad de ser auténticos, de ser nosotros mismos.
No hay manuales, no hay recetas milagrosas, no hay varitas mágicas para transformar la realidad. Todos los elementos de la sociología, de las ciencias políticas, todos los grandes pensadores de la humanidad, como Marx, o como Lenin, o como José Hernández, también, y Scalabrini Ortiz y Jauretche, y todos ellos, nos han pedido siempre una actitud virginal ante la realidad, la misma que tuvo Ernesto Guevara, y ésa es, creo yo, la lección que nos deja muriendo con un fusil en la mano, pero sabiendo que él no privilegiaba una sola forma de lucha, sino que quería esa revolución donde finalmente el hombre se sintiera hermano del hombre, y no su explotador ni su dominador, bajo cualquier signo que fuera. Nada más.
F. Cantero:
Seguimos con otra pregunta para El Kadri, que dice así: Sin entrar en discusiones sobre las innegables mejoras que, demagogia de por medio o no, dio Perón al pueblo argentino, ¿qué opinión le merece, como militante de la izquierda peronista combativa, la postura reaccionaria y descalificadora de su líder respecto a las formaciones especiales que ayudaron a su regreso?
E. El Kadri:
No, me parece que no vale la pena eso.
Lo que vale la pena es recordar que el primer líder de América Latina que rindió homenaje a Ernesto Guevara, el 24 de octubre de 1967, fue el general Juan Domingo Perón, que todos los demás todavía se preguntaban si era un aventurero pequeño-burgués, reformista, voluntarista, suicida, etc., etc.
No vamos acá, y les pido perdón si hay compañeros de aquella época del Partido Comunista o de alguna izquierda que pensaba así en aquel momento, no es ni macartismo ni nada, es la realidad cruda de aquel momento, en el cual no todos compartían, y es legítimo, no hay acá un pensamiento único, no pretendamos transformarnos en el espejo del liberalismo, del menemismo, etc., que dicen que hay un solo camino, que hay un solo modelo, etc., etc., hay muchos.
Ninguno acá está para imponerle al otro su criterio, lo dije al principio y lo vuelvo a decir ahora. El que piense que Perón era un retrógrado, demagógico, pequeño-burgués, que lo piense, lo felicito, no me preocupa convencerlo ni disuadirlo, ni nada por el estilo, tampoco estoy acá para hacer proselitismo peronista, estoy simplemente para expresar hechos históricos, verídicos, que cualquiera puede ir y buscar la carta de Perón del 24 de octubre donde considera a Ernesto Guevara como el mejor de entre todos nosotros, hoy ha caído luchando por la liberación de América Latina el comandante Ernesto Guevara, etc.
Bueno, eso es lo que me interesa. Y las anécdotas de cada hombre, se llame Stalin, se llame Lenin, se llame Mao Tse-tung, se llame Ho Chi Minh, se llame Juan Manuel de Rosas, Artigas o como se llame, o Victorio Codovilla, no es lo importante.
La historia la hacen las masas, no hay procesos individuales, no hay héroes individuales que aparecen mágicamente con todas las virtudes, salvo en el caso de las religiones donde cada religión dice que el profeta que ha venido tiene todas las virtudes, etc., etc. Pero, en general, en la historia, y esto es lo que nos interesa transmitir, no hacer acá un debate sobre peronismo-no peronismo, los protagonistas son los pueblos, ni siquiera nosotros, somos parte de ese pueblo, somos protagonistas. Pero nos apartamos de ese pueblo y somos noticia en la página policial, nada más, lamentablemente.
F. Cantero:
Una pregunta con opinión para Envar El Kadri, que dice así: ¿Qué explicación encuentra el señor Envar El Kadri a que un diputado tupamaro se haya retirado del parlamento diciendo "parece que esta democracia liberal no da para más". Envar El Kadri niega las vanguardias, ¿qué era el Che y los 12 tripulantes del Granma, un movimiento de masas?.
E. El Kadri:
Bueno, no sé cuándo habrá dicho el Pepe Mujica esta frase, si es el Pepe el que la dijo, pero no tiene ninguna importancia, porque lo cierto es que están ahí adentro, lo cierto es que el Pepe Mujica es uno de los mejores diputados que tiene el parlamento uruguayo, y Jorge Zabalza uno de los mejores ediles que tiene el departamento Montevideo, a tal punto que lo han elegido presidente del concejo deliberante, que allá tiene otro nombre, la junta departamental. Así que no creo que eso haya, que esa frase cambie el sentido de lo que decía.
Y podría agregar también el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, y podría agregar también el sandinismo, que también eligieron la vía democrática y hasta perdieron las elecciones, y se la bancan, y se presentan como partido político.
Pero no está en discusión eso porque cada, vuelvo a reiterar lo que dije al comienzo, yo por lo menos, y creo que los demás compañeros, ninguno de nosotros tiene recetas ni viene acá por criticar, ni viene a afiliar a ningún partido, ni grupo, ni secta, ni central sindical, pero no impide que cada uno de nosotros tenga una pertenencia política o sindical, y tenga su corazoncito, y piense lo que piense.
No venimos a eso, venimos a estimularlos a ustedes a que piensen con la cabeza de ustedes, no es nuestra misión la de ser los transmisores de una verdad revelada por el dios Guevara, que un día se nos apareció en el camino y dijo levántense y anden por aquí. Así que bueno.
Y con respecto a la vanguardia, los 12 tripulantes del Granma en realidad no eran 12, eran como 87, 88. Se peleaban por subir al barco, porque se corrió la voz que los que eran, estaban al final de la fila esa noche no iban a subir. Y luego que el Granma, alguno que haya ido a Cuba lo verá que está en el museo de la Revolución, han hecho la prueba a ver si se podía meter de nuevo 82 hombres, y no se han podido meter de ninguna manera. Así que cómo se acomodaron aquella noche nadie lo sabe, cómo aguantaron los cinco días de travesía, cuando pensaban que iban a ser dos. Y efectivamente, era la vanguardia de un movimiento de masas, porque el Movimiento 26 de Julio, el Directorio Estudiantil, y otros grupos donde militaba la gente que quería derrocar a Batista, y a las pruebas me remito, que una vez que desembarcaron, a pesar de haber sido diezmados, haber sido bombardeados, ametrallados y asesinados la mayoría de ellos, dos años después triunfaron, así que nadie triunfa con vanguardias estratosféricas.
Las vanguardias están profundamente enraizadas en el pueblo, son expresión del pueblo mismo.
No es lo mismo los vecinos de Cutral Co cortando una ruta nacional, perdónenme que vuelva a la pregunta anterior, que un grupo de estudiantes de esta facultad que decida ir a cortar en Berisso, o no sé donde, una ruta, no es lo mismo. Pero si es la gente de Berisso la que la corta, estaremos ahí, con la gente de Berisso. Lo importante es no suplantar la decisión de la gente, no querer forzar a la gente y venir como paracaidistas a descender sobre una ruta, o sobre una montaña en el caso de una guerrilla, y decir, bueno, nosotros somos los iluminados, estamos acá por mandato de la revolución socialista y planetaria, y vamos a hacer la revolución, y el pueblo se va a sublevar a nuestro paso, etc., etc.
No, creo que todos nosotros debemos tener, sobre todo los más jóvenes, los ojos bien abiertos para ver la realidad con nuestros propios ojos, no con los ojos de quien nos dice por acá va a salir el conejo o por acá va a saltar el conejo. No. Porque hay mucha gente, también, y lo hemos visto, lamentablemente, en el pasado reciente, que termina por creer que la verdad que circula en el pequeño ambiente donde se mueve es la verdad universal, y no, lamentablemente, después la realidad demuestra otra cosa.
De manera que vivan las vanguardias cuando son parte de un pueblo que lucha, y no a las vanguardias cuando son creaciones de grupos de iluminados o mesiánicos, o como quieran llamarlo, y con todo el respeto por los compañeros que disientan y que piensan diferente, pero esas vanguardias, no.
Yo también quiero las vanguardias, pero las vanguardias del pueblo, del pueblo en su conjunto, no de una propia organización que, sintiéndose representante y dueño de la verdad, entonces, decide que es el momento, en una reunión como ésta o más chiquita, generalmente, que ha llegado el momento de pasar a la acción.
Tienen que existir esas famosas condiciones objetivas y subjetivas de las cuales habló él, como el Che tanto lo planteó.
F. Cantero:
Quedan dos últimas preguntas. Yo quiero ratificar el criterio de amplitud para que este sea un ámbito de debate, de contribución y de poder escucharnos, incluso a veces podamos decir cosas que no resulta totalmente del agrado de otro. Pero creo que tenemos que hacerlo sobre esa base que es escucharnos, no partir de que yo tengo razón. Hay dos preguntas para leer. Y está dirigido, dice, al señor El Kadri: ¿Por qué el peronismo no incluye el derecho de huelga en la Constitución del 49 y por qué cuando los obreros hacían huelga reprimía violentamente a los obreros? ¿Por qué López Rega es el peronismo? El peronismo, como expresión del populismo de derecha, ¿no fue un freno para la revolución socialista? ¿Para el peronismo existe la lucha de clases?
E. El Kadri:
En fin, vuelvo a reiterar, no estamos aquí para juzgar el peronismo, pero lo voy a contestar con mucho gusto, porque respeto profundamente a la persona que piensa todo esto del peronismo.
Para el peronismo no existe la lucha de clases, existe una sola clase de hombre y es los que trabajan.
De manera que eso no vamos a entrar a discutir, si el Concilio Vaticano o no sé qué reconoce o no la lucha de clases, si la lucha de clases es el motor de la historia...
Toda la bibliografía que ustedes quieran a favor tiene, también, toda otra bibliografía en contra. Cada uno de ustedes baile con la que más le gusta. No imponemos nosotros acá doctrinas, ni tampoco nadie podrá demostrar científicamente, porque son movimientos sociales.
Se habló acá del 26 de Julio, del Movimiento 26 de Julio, cuando toma el Moncada, es otro hecho histórico también verificable, había solamente un militate del que se llamaba Partido Popular Cubano, que era el Partido Comunista, ésta es la realidad.
Y el sandinismo no triunfó tampoco llevando adelante la lucha de clases, sino un frente...
En fin, pero de todas maneras, si el peronismo no ha incluido el derecho de huelga o cuando los obreros hacían huelga reprimía violentamente, me parece que va tan contra la verdad evidente de qué sujeto histórico protagonizó el peronismo, quién se benefició, ¿a quién representaba el estado peronista si no a los trabajadores, a las sirvientas, a los gauchos, a los peones de campo?
No sé, esto ya me parece que está incorporado en la historia argentina, no es una cuestión de peronistas o antiperonistas, creo que ya está eso incorporado.
No se puede pensar que la revolución del 16 de septiembre se hizo para beneficiar a los trabajadores o construir el socialismo en la Argentina. No sé.
Entonces, dime quién te ataca y te diré quién eres.
Qué intereses sacaron a Perón del gobierno:
la iglesia, las fuerzas armadas, la oligarquía, los partidos políticos, bueno, son ellos.
Qué clase fue la más perseguida, la que sufrió más en la caída de Perón después del 55: la clase trabajadora.
Ésas son verdades de a puño. No sé, me parece que cualquiera que haya vivido ese período lo sabe. Y en cuanto a si algún trabajador, obrero, ferroviario o azucarero, como se dijo en aquel momento, centenares de muertos y víctimas de la Gestapo peronista, funcionaron las comisiones investigadoras a full después del 19 ó el 20 de septiembre, no hay una sola lista de esas centenares de víctimas.
Igual lo repudiamos, así hubiera uno solo, o dos, tres, Ingalinella o quien fuera. Pero el estado, el estado, un obrero en la época de Perón, ¿tenía miedo? No, no tenía miedo.
Pero, sin embargo, es seguro que la policía política persiguió, reprimió al Partido Comunista, a obreros que no simpatizaban con el peronismo. Pero eso es, para el que lo vivió es una gran desgracia haber perdido un familiar o haber sido detenido, etc., pero es la anécdota de cada uno de nosotros.
Lo que importa en ese panorama general es que los trabajadores se sentían representados y expresados por el estado peronista.
De manera que no creo, tampoco, que haya sido un freno para ninguna revolución socialista, porque no he visto que hubiera ninguna revolución socialista en marcha en América Latina, ni mucho menos en la Argentina.
No era el caso de Cuba, donde un ejército revolucionario toma el poder y entonces sí iba camino a construir un estado diferente.
Acá Perón había ganado las elecciones por el voto democrático y participativo de la gente, de manera que no se proponía hacer ninguna revolución socialista. De manera que no entorpeció ninguna, no fue un freno para la revolución socialista, ni antes ni después. Más bien creo que los socialistas o los que consideren que sí, que querían hacer la revolución socialista, deberían preguntarse qué hicieron para que las masas, o la gente, o los trabajadores, no los siguieran y no hicieran esa revolución, y no echarle la culpa al pobre Perón, que a esta altura de la vida es culpable de todas las cosas que han pasado en el país, salvo las buenas.
Y haberlo tenido a López Rega fue una desgracia, y haberse casado con Isabelita es otra, y haber protagonizado el enfrentamiento entre Montoneros y Osinde y la Triple A, y todo eso, también es otra, pero ésa es la historia, nosotros no podemos hacer nada, yo no me puedo hacer cargo, tampoco, de que si Perón amaba a una mujer gorda y a otra mujer linda, no sé, son cosas.
En todo caso, la historia juzga de manera diferente a nuestra percepción individual, y entonces ésa es la percepción que tiene que prevalecer, la del sentido común y la de la historia.
El artículo 40 de la Constitución del 49 que prohibía la enajenación de las riquezas mineras, del subsuelo de la nación, en fin, inspirado en un artículo de la Constitución mexicana que había permitido a Lázaro Cárdenas nacionalizar el petróleo en México, creo que, en ese sentido, para los que no son peronistas, que seguramente lo seguirán siendo por mucho tiempo, también deberían desprenderse un poco de esos clisés, digamos, sobre el peronismo.
El peronismo es lo que es, no lo que cada uno de los que llegó al peronismo, creyéndolo vacío, quiso hacerlo, quiso transformarlo.
Yo les recomiendo la lectura de los libros de John William Cooke, o de Scalabrini Ortiz, o de Jauretche, o de José María Rosa, o de Hernández Arregui, que desde posturas diferentes, algunos incluso, como Hernández Arregui, desde un marxismo nacional,
le van a responder mucho mejor que yo sobre la naturaleza del peronismo,
o John William Cooke, sobre la composición social del peronismo.
Pero eso no implica que en este país el único movimiento de masas que protagonizó las jornadas memorables, que si hubieran tenido escritores serían comparables a la toma del palacio de Invierno y hubieran sido comparables a las escalinatas del palacio ése de los marineros del Acorazado Potemkim y todo eso, fueron los trabajadores peronistas, en otro tiempo.
Ahora tendrán otro nombre, tendrán otro color político, o no tendrán ninguno, será la CTA, será la Carpa Docente, será...
Pero esa clase obrera de carne y hueso lo siguió a Perón, y ésa es la verdad histórica más allá de que algunos no lo siguieron y que otros pocos fueron perseguidos, molestados, discriminados, dejados cesantes, obligados a llevar luto por la muerte de Evita y a leer La razón de mi vida, que entonces para muchos habrá sido un atentado a su derecho sagrado a la libertad de información, y para otros era una buena forma de forjar una conciencia de identidad nacional y social de los trabajadores argentinos.
La Plata 18 de Octubre de 1997